Terapia familiar.

Ambas comenzamos a trabajar con un base cognitivo conductual y con el paso de los años hemos ido formándonos en otras corrientes y técnicas para realizar intervenciones lo más completas posibles y sostener los cambios en el tiempo. Trabajamos desde el origen de los problemas.

En el caso de los niños nos parece imprescindible intervenir en el sistema familiar y no solo con el niño. Aunque estas dinámicas familiares afectan en todas las edades, en la infancia el trabajo se queda incompleto cuando no se realiza globalmente junto a sus referentes.

Es decir, el trabajo individual es necesario en muchas ocasiones, pero debemos disponer de una colaboración directa de sus padres o cuidadores principales, realizando así cambios en la dinámica familiar que mejoren la comunicación y la comprensión entre los miembros. Los niños dependen directamente de sus padres, y para intervenir de forma correcta debemos conocer la educación que estos han recibido, las normas que hay en casa, que problemas detectan, etc. La información que nos aportamos trabajando en equipo es muy valiosa y debemos aprender a trabajar unidos para conseguir los objetivos propuestos.

Al trabajar desde este enfoque cumplimos los objetivos terapéuticos y generamos un cambio en la dinámica. Favorecemos el autoconocimiento de los padres y del mismo niño, lo que se traducirá en una mejor compresión familiar, dotándoles de herramientas e información útil para resolver otras dificultades que puedan aparecer en el futuro o incluso prevenirlas.

Como añadido, y con el objetivo de atender a todos los contextos del niño, nos gusta trabajar con su centro escolar para poder prevenir o tratar problemáticas que puedan influir en el entorno académico. Para el correcto desarrollo del niño es necesario que todos trabajemos en la misma línea.