Soy Psicóloga General Sanitaria (con número de colegiada G-5655). Tengo formación específica en la infancia y adolescencia y soy terapeuta EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing).
Voy a contarte un poco más sobre mí.
Inicio mi aventura en el mundo de la psicología en el año 2009, entrando a formar parte de la primera promoción de graduados en psicología en la Universidad de Santiago de Compostela. Años en los que, como al resto de mis compañeros, nos forman bajo el enfoque cognitivo-conductual. Esos años me saben a poco pero mi interés por la población más vulnerable, la infancia, ya se iba definiendo. Así es como mi proyecto de fin de carrera trata sobre la Psicopatía Infanto-Juvenil. Por aquel entonces mi primer contacto con la práctica clínica se desarrolla en un centro pionero a nivel internacional en el trabajo con los Trastornos de Personalidad y otras psicopatologías graves. Su trabajo se desarrollaba principalmente a través de la Terapia EMDR.
En el 2013 tras graduarme en psicología decido realizar la Formación y Supervisión Básica en psicoterapia en una unidad dependiente de la Universidad de Santiago de Compostela. Necesitaba dedicar un tiempo a la práctica y a una formación más específica en intervención.
En el 2014, la nueva figura del Psicólogo General Sanitario se define y comienzo el Máster de Psicología General Sanitaria. Tras finalizarlo en el año 2016 ya tengo el marco que le da sentido y un cierto orden a mi puzle. Veo cómo quiero continuar rellenándolo. Un camino nada fácil, repleto de continua formación y de la ausencia de oportunidades laborales. Aunque el tirar la toalla fue una idea que de manera fugaz se pasó por mi cabeza, mantuve mi ancla del deseo, ilusión y ganas por dedicarme a esto, a lo mío, bien amarrada. Así, en el 2018, me dan la oportunidad de entrar a formar parte de un gran equipo terapéutico en A Coruña.
En el 2021 decido continuar mi aventura abriendo las puertas de Víventi Psicología en la ciudad de Ferrol.
Ahora, a finales del año 2022, el equipo crece con Verónica Delgado Cosmen..
Soy Psicóloga General Sanitaria (con número de colegiada G-6341). Te contaré un poco más de mí en este texto para que sepas cómo he llegado hasta aquí.
Recuerdo y mi familia me lo corrobora que desde pequeña siempre quise trabajar ayudando a personas y sobre todo a los niños, esta idea fue cogiendo forma hasta decir que quería ser psicóloga. Mi motivación fue clara desde muy temprano y me esforcé mucho en mis estudios para poder llegar a estudiar psicología, aunque el camino no fue fácil ha merecido la pena. Comencé mis estudios en la Universidad de Oviedo en 2009, y destacaré de estos años un voluntariado con psicólogos sin fronteras que volvió a despertar en mi toda esa motivación que tenía de niña. Por fin veía una pequeña parte práctica de lo que podría ser mi trabajo y me encantó.
Sabía que quería especializarme en psicología infantil juvenil y familia, ese era mi camino, elegí unas prácticas dirigidas a adopciones, crianza respetuosa y colaboraciones con servicios sociales, sentí que ese era mi sitio. Aunque también quise explorar otras partes de la psicología y codirigí un grupo de reinserción en el ministerio del interior con agresores en violencia de género, experiencia que me hizo madurar en la profesión y poder tener la oportunidad de entrar en la cárcel de Villabona y conocer cómo trabajan desde un ambiente tan diferente a los que conocía. Simultáneamente a esta nueva faceta realizaba el máster de psicología clínica infantil-juvenil y prácticas como coterapeuta con familias.
Al acabar el máster en 2015 comienzo a trabajar en una clínica especializada en psicología infantil-juvenil donde se me ofrece la oportunidad de ser coordinadora del departamento de psicología y me forman en evaluaciones psico pedagógicas, siempre había pensado que la primera oportunidad tardaría en llegar y fue una sorpresa increíble. Justo un año después se abren dos grandes oportunidades para mi inicio mi máster general sanitario y comienzo a trabajar en una clínica de Oviedo. Esta oportunidad laboral refuerza y amplía mis conocimientos en las evaluaciones psicopedagógicas y en los problemas infantojuveniles y familia. Abre también para mí un nuevo enfoque y una nueva temática que me apasiona, los trastornos de la personalidad y cómo trabajar desde la personalidad con niños, pero también con adultos. Durante estos 4 años laborales, realizó cursos para afianzar conocimientos, término mi máster general sanitario y me convierto en experta en terapia sistémica. Junto a estas formaciones y otras experiencias me van aportando seguridad y motivación en mi trabajo.
Hasta el momento mis intervenciones fueron en Asturias donde estudié, pero siendo una enamorada del norte decido comenzar nuevas retos en Galicia, me tiro a la piscina y me doy de alta como autónoma y comienzo a colaborar en varias clínicas en la provincia de Coruña, hasta afianzarme en un centro en Ferrol que ocupa toda mi jornada. Esto ocurre en plena pandemia y son dos años en los que el ritmo de trabajo es muy alto y exigente en los que mucha parte de la población está sufriendo, el aprendizaje es tan alto como el ritmo de trabajo.
El ser humano en el momento de nacer es completamente inmaduro. Esta inmadurez implica que se necesite una gran cantidad de años de cuidado por parte de los cuidadores principales. La calidad de vínculo, es decir, la posibilidad de generar un apego seguro es el factor protector más importante.
Para poder desarrollar seguridad y confianza en uno mismo primero necesitamos haber tenido experiencias vinculares seguras.
Muchas veces, las personas que atraviesan las puertas de nuestra consulta no han podido tener experiencias vinculares seguras, afectando así a su salud mental.
La seguridad es el tratamiento y el tratamiento es la seguridad
Stephen Porges
Cada persona es única, con sus propias experiencias vitales y características. Así que nuestra intervención también será única, nos detendremos a comprender las diferencias individuales para poder adaptar nuestros abordajes.
Trabajamos para entender la etiología de la sintomatología presente. Por ello no nos centramos en las etiquetas diagnosticas. ¿Qué significa esto?
No nos limitamos a trabajar con el problema que llega a consulta, sino que trabajamos sobre lo que está generando ese problema. Las preguntas que nos hacemos desde el momento número cero son… ¿Por qué está pasando esto? ¿de dónde viene este problema? ¿qué nos quieren decir estos síntomas?
Esto hace que valoremos apego, emociones, pensamientos, recuerdos, ideas, capacidades y procesos del desarrollo, sensaciones procesadas, etc
(Respetamos las habilidades del desarrollo).
No en todas las etapas evolutivas el cerebro está preparado para hacer frente a las mismas tareas o de la misma manera. Así que valoramos y nos adaptamos a las capacidades presentes.
Cuando una flor no florece, arreglas el ambiente en el que crece, no la flor
Alexander Den Heider